Convivir de forma armónica  en una oficina suele ser compleja, y es que las diversas formas de expresión y diversos temperamentos unidos en un mismo espacio físico pueden generar problemas de tensión y malos entendidos. Por ello, es preciso que sepas cómo ser simpático y agradable en una oficina.

1.- No ser el centro de atención. Querer ser el centro de atención, resulta siempre fastidioso ante los ojos ajenos. Recuerda, solo serás el engreído cuando te encuentres rodeado de tus familiares más cercanos. Ante el resto de  la gente, no puedes expresar conductas engreídas, infantiles o egocéntricas; las relaciones sociales, no irán bien.

2.- No ser extremadamente complaciente ni amable. Existe un gran número de personas que detesta a los aduladores y a los extremadamente amables. Estas actitudes pueden llegar a ser molestas. Así que lo mejor es encontrar un punto medio en estos comportamientos, la amabilidad extrema crea rechazo y desconfianza. Además, no se puede estar con Dios y con el diablo al mismo tiempo.

3.- Tener los pies en la tierra. Una oficina no es tu casa, así que debes comportarte no como desees sino como debas. Asimismo, es importante saber cuál es tu entorno y adaptarte a él; a nadie le agradan las personas alucinadas.

4.- Timidez extrema o confianza extrema. Los extremos siempre son molestos. Así que nada de ocultarse bajo una piedra, porque te volverán invisible, ni ser demasiado extrovertido, porque molestarás al resto, quienes sentirán que invades sus espacios simbólicos y personales.

5.- Cambios repentinos de humor. Existen personas que pueden pasar de la sonrisa a la rabia con una facilidad alarmante y molesta, así que trata de controlar tu carácter, tus problemas no son los del resto, así que por respeto a los demás tarta de ser una persona equilibrada.

Finalmente, emprendedor, debes comprender que en las interrelaciones humanas, los que suelen salir ventajosos son aquellos que aprenden a equilibrar sus comportamientos. Inténtalo, no es difícil ser una persona agradable, solo debes dejar el ego desmedido atrás.